Pequeños placeres de la vida, pueden parecer pequeños, pero son mucho mas grandes de lo que te piensas...Pasan desapercibidos a los ojos de la gente, pero para cada uno son diferentes, unos los sientes a solas, otros en compañia, otros en la noche, otros en la esquina de tu habitación, y otros en el lugar mas incógnito del planeta. Los sentimos...

domingo, 13 de marzo de 2011

Algo increible totalmente increible.

- Que haces aquí?
- Estaba en casa de Raul, y he oído la guitarra... Raul me ha dicho que solo la coges la guitarra cuando algo grave te pasa... Que te ocurre morena?
- Pasa anda..

Tenía unas pintas horribles, mal día había escogido Sergio para verme. Un moño mal hecho, unas mallas y mi antigua camiseta de los ramones, que era menos negra de lo normal.
Cómo podría haber escuchado la guitarra desde la casa de Raul? Bueno, en realidad me importaba poco, y no sé por qué, le daba gracias por haber llamado a mi puerta. Sé que quería estar sola, pero en el fondo, necesitaba a alguien, y ese alguien era Sergio, mejor que mejor.

- Llevaba sin tocar mi guitarra cinco meses..
- Cinco, son los meses que llevo preguntándome ¿Por qué Jose?
- Creo que yo ahora mismo me haga esa pregunta..
- Raul me lo ha contado, no sabe lo que se pierde Marta, y no debe estar triste.
- Me ha cambiado por una ridícula barbie rubia, cómo quieres que no esté triste? Le quería, Sergio... Le quería mucho.
- Venga, unas cañas y lo hablamos? - me miró con sus ojitos verdosos, y me recordó tantos momentos pasados que una lágrima se me escapó.- Y no se te ocurra llorar por Jose.
- Esa lágrima no era por Jose.. - Sergio sacó las mejores de las sonrisas y me abrazo.- Tengo una idea mejor, nos tomamos aquí las cañas?

Prefería mi idea, así no tendría que alegrarme para llorar desconsoladamente en una taberna oscura. Después de haber tomado esas cañas y haber tenido una larga charla, me di cuenta de lo mucho que había echado de menos a Sergio.

- Perdóname - le dije al fin agachando la mirada. Nunca le había pedido disculpas por lo que hice con Jose, y sinceramente, creo que se las merecía.
- Te he echado de menos Marta...
- Creo que yo también a ti.

Entonces, se acercó a mi y me besó en los labios. Los labios de Sergio volvían a estar posados sobre los mios, y mi corazón latía acelerado, cerré los ojos y dejé que mi mente se fuera de vacaciones mientras mi cuerpo seguía a mi corazón.
Le quité la camisa, y las mallas, ya no estaban sobre mis piernas. Una vieja camiseta de los ramones andaba tirada por el suelo junto con sus vaqueros.

- Marta, esto.. esto no estab bien. De verdad quieres..?- dijo mirándome muy serio antes de que quitarme el sujetador
- Sergio...quítamelo todo, menos las sonrisa - susurré en su oido.

Me besó, nos besamos.. Era un remolino de caricias, sonrisas y miradas de añoranza. Venían recuerdos a mi mente, de otros muchos momentos que había pasado con Sergio. Y mi corazón latía más fuerte que nunca, o quizás era el suyo, que se habia juntado con el mío.

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