- Cierra los ojos.
- No quiero cerrarlos, quiero aprovechar cada segundo para poder grabar tu rostro en mi mente y recordarte siempre.
- No seas tonta y cierra los ojos.
Las lágrimas corrían por mis mejillas, ¿cómo habíamos llegado hasta aquí?, no tengo ni idea, sólo sé que estábamos en la playa, despidiéndonos. En menos de dos horas se iba, para siempre. Por que no, esto no era como en las películas, esto no era un hasta pronto, no iba a bajar del avión en dos o tres secuencias para decir " al final me quedo, pequeña " aunque sinceramente, deseaba con todas mis fuerzas que así fuera... pero eso no iba a pasar. Era un adíos, un rotundo adiós, un hasta nunca.
Finalmente cerré los ojos y me abrazé de nuevo a él. Hacía frío, el viento me despeinaba, la arena se metía por mis zapatos, las lágrimas empapaban mi cara y su camiseta, pero no me importaba, solo me importaba no soltarle nunca. Quizás así podría raptar su corazón y guardarlo en el rincón más profundo del mio. robárselo sin que se diese cuenta, en un despiste, en un supiro, en un pestañeo...
- Te quiero, eso es lo único que tienes que recordar Marta. Y siempre serás mi pequeña morena, no lo olvides.
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